El miedo a fallar
Últimamente he sido testigo de un fenómeno en el fútbol base por desgracia muy frecuente, y que muchas veces nosotros mismos, los entrenadores, somos culpables de esta situación. Esto es el miedo a fallar.
Los jugadores en su primera etapa de formación (7-10 años) muchas veces juegan con más miedo a fallar que con ganas de pasarlo bien. Sé que muchos entrenadores consideran que lo importante es competir, obtener resultados y lo que muchas veces oigo, que el niño haga lo que sabe hacer. Nadie considera que cuando vemos fútbol, pagamos entradas y vemos partidos precisamente por todo lo opuesto. Jugadores que se arriesgan, que juegan con el balón en los pies, que encaran. Equipos que sacan el balón jugado, que presionan, que intentan atacar.
Además, existe la ironía en estas edades en que muchas veces el que juega mejor pierde. Es decir, el equipo que trata de atacar, de dejar espacios a su espalda, de tener el balón, a menudo pierde más que si el mismo equipo se dedicara a defender y a despejar balones para buscar la contra. Es lógico puesto que en estas edades la técnica de los jugadores no está tan desarrollada y cometen muchos más errores, pero se tienen que tener vistas a medio plazo.
Por ello me sorprendo cuando veo que lo que formamos en el campo se parecen a todo menos a lo que nos gusta ver de los mayores. Nos gusta que nuestro defensa no se complique atrás, que nuestro extremo solo regatee bien arriba y no pierda el balón, que nuestro mediocentro solo sirva para ganar las disputas aéreas y que no se separe de los defensas, que hay que defender. Y claro, este mensaje se queda en los jugadores. Aparecen los nervios, aparece el quitarse el balón de en medio en cuanto tienen la posibilidad. Aparece el miedo a jugar al fútbol.
Por ello, esta misma semana tuve una conversación con mis jugadores, puesto que el fin de semana anterior cometimos estos pecados. Les pregunté por qué se apuntaron al fútbol, por qué este deporte y no atletismo, baloncesto o cualquier otro. Unos me dijeron que les gustaba regatear, otros rematar, pero ninguno me dijo despejar, defender, esperar atrás... Todos se apuntaron por cosas que se hacen en la posesión del balón. Por ello les hice pensar, y les dije que no podían tener miedo a tener el balón, que son futbolistas, el balón es lo que tienen que querer tener. Es como que el delantero tenga miedo de marcar goles o el portero de pararlos, una incoherencia.
Por ello, creo que debemos ser mucho más tolerantes con el error, porque para que un jugador sea atrevido y haga las cosas bien se ha tenido que equivocar muchas veces. Pero para ello, claro está, tenemos que ser valientes.